26 de mayo de 2013

China. Ultimos Pasos



Se acaba la etapa china en mi viaje. Después de tres meses recorriendo y atravesando el país de punta a punta, me despido de este sub continente dentro del continente asiático.

He visitado 12 provincias más Hong Kong, de las 35 existentes, conociendo mucha gente en sus calles, parques, hostales... He probado diferentes estilos de cocina, mucho sabores, mucho arroz, siempre acompañado, como no, del magnífico té que te sirven en todos los locales de comida.






Me voy con infinidad de buenos recuerdos de todos los lugares que he visitado y todas las personas que he conocido.

Mi estancia en el templo en Dáli aprendiendo kung-fu, trekkings agotadores por las montañas, trenes de treinta horas sentado, comida callejera con la cocina de pesadilla, lavabos que... No! mejor no describir los lavabos, pero algún día os contaré a muchos de vosotros las odiseas que he pasado al entrar en muchos de ellos.

Y sobretodo, nunca olvidaré mi estancia con tres familias diferentes durante dos semanas, compartiéndolo todo.






Ahí es cuando te das cuenta de lo diferentes que somos, de que por mucho que quieras, nunca podrás ser como ellos, o ellos como tú.
Para vivir en China, y con chinos, te tienes que adaptar rápidamente a sus costumbres, e ir con cuidado, ya que puedes faltarles el respeto sin darte cuenta.
Están muy orgullosos de su cultura y no la van a cambiar jamás de los jamases.
Todo, absolutamente todo, es diferente a nosotros. Y sí, podréis decir que eso pasa en todos los países, pero pienso que la distancia que tenemos con China es muy superior a cualquier otro país.
Sus relaciones sociales y familiares, el valor que le dan a las cosas y al dinero, el concepto que tienen sobre la vida, su vestimenta...

Me marcho contento, porque he sobrevivido al caos que se vive diariamente en cualquier parte, a cualquier hora. He aprendido a comunicarme con ellos, ya sea por señas  o incluso con algunas frases en mandarín, un idioma muy complicado de aprender, pero no imposible.
Lágrimas en los ojos al ver que te entienden en estaciones o en restaurantes, o cuando subes a un autobús y sabes cuál es tu parada, después de haber descifrado esos signos que te persiguen por todas partes.


Estoy contento de haber conocido a fondo China, desde lo más auténtico y nada turístico, a lo más famoso del país.
Monumentos importantes, ciudades luminosas, Los Guerreros de Terracota de Xi'an, la gran Shanghai con 23 millones de habitantes, Beijing, y por supuesto, La Gran Muralla.




Ahora toca cambiar radicalmente la ruta, me voy a Tailandia, donde estaré un mes entero recorriendo el país de norte a sur.


Hasta pronto China!

Os dejo el enlace de una página web muy interesante con la que he empezado  a colaborar.
www.tuniversal.es

4 de mayo de 2013

China. Ruta de la Seda y convivencia con los Yin

El viaje ha dado un giro inesperado. Los planes de ir a Corea del Sur y Japón se han tenido que aplazar debido a los conflictos que están sucediendo en la zona.

Dado el cambio que he tenido que hacer en mi viaje, he decidido quedarme algo más de tiempo visitando este sorprendente país, China, ahora acompañado de una persona de aquí y que me está ayudando a entender más sobre la cultura, historia y tradiciones, explicándome en todo momento, lo que ha sido y lo que es, el gran gigante asiático.

Estoy descubriendo China de otra manera, llegando a sitios que nunca hubiera llegado yo solo, comiendo y durmiendo en lugares en los que nunca hubiera podido entrar.
Ahora vivo China mucho más relajado, sin preocupaciones de si me van a entender o no en estaciones o restaurantes. Además, ahora incluso, cuando conozco a alguien y pienso que me gustaría saber más sobre su vida, tengo una perfecta traductora que me ayuda a integrarme más con la gente local.

El regateo en los mercados y hostales también es diferente, quizás pierde un poco la gracia al no tener que hacer uso de la mímica, pero igualmente sigue siendo un juego que me encanta.

Todo esto no sería posible sin Yin Qin (se pronuncia In Chin), a la que conocí hace unas semanas en un hostal de un pueblo de la provincia de Yunnan.
Ella llevaba un mes viajando por su país, y decidimos emprender esta experiencia juntos al cabo de unos días, una experiencia nueva para los dos y en la que estamos convencidos que será muy enriquecedora.

Nos encontramos en Xinjiang, una de las provincias menos turísticas del país, haciendo frontera con Rusia, Kazajistán y Kirguistán. Una provincia con muchas diferencias culturales, así lo demuestran sus habitantes, los uigures, una etnia musulmana con su propia lengua e historia, siempre marcada por conflictos con la etnia Han, ya que el empeño del gobierno por reforzar la economía de la zona trayendo colonos Han, solo ha dado que problemas, debido a la gran cantidad de inmigración a la que los uigures se han visto sometidos.

Xinjiang es la región más grande de China, pero cuenta con pocos habitantes comparado con otras, debido a su gran zona desértica, haciendo muy dificil los desplazamientos entre ciudad y ciudad.
Pueblos fantasma, bazares, camellos y lo más importante, fue el corazón de La Ruta de la Seda, la misma que recorrió Marco Polo.

Ahora mismo, estamos pasando unos días en casa de unos familiares en Akesu, al oeste de la región.
Cada día, uno de los primos, cocina para familia y algún vecino invitado unos manjares, como los que hacía tiempo que no probaba.
Mientras comemos no paran de ofrecerme cerveza y un licor con una alta graduación, que hace que al tercer vaso me atreva a decir algunas palabras en mandarín.

Nunca me cansaré de hablar sobre la hospitalidad y generosidad que estoy viviendo en mi viaje. Gente humilde, en sus casas humildes, donde nada más entrar, lo primero que te ofrecen es un banco de madera para sentarte y un té para entrar en calor.
Los niños se me quedan mirando con cara de miedo mientras se esconden tras su madre, quizás no han visto a alguien como yo en su vida.
Los mayores me ofrecen tabaco, a la vez que intentamos relacionarnos, Yin Qin está saludando a todo el vecindario, hacía diez años que no pasaba por aquí.

Y de repente te ves sentado alrededor de una mesa con una familia encantadora, compartiendo unas bandejas con verdura, cerdo, ternera, tofu...todo riquísimo, pasándonos los platos unos a otros para que a nadie le falte de nada.

El último día, antes de irnos hacia nuestro próximo destino, nos vinieron a despedir a casa de uno de los primos donde estamos durmiendo.
Nos cargaron de nueces, cacahuetes, manzanas...deseándonos buena suerte en nuestro camino.

Qué buena experiencia la que he vivido estos días...nunca podré olvidar la amabilidad y las sonrisas que siempre tenían para mi desde primera hora de la mañana.
Ahora toca continuar el viaje, ya hacia el este del país, haciendo primero parada en Xi'an para visitar los famosos Guerreros de Terracota.