2 de octubre de 2013

Mi vida en Bangkok


Parece que fue ayer cuando salía del aeropuerto de Barcelona, con una mochila de 12kg en la espalda y unas ganas tremendas de conocer mundo.
Recuerdo perfectamente el momento de partir hacia mi nueva vida, e incluso los días antes, lleno de nervios y emociones, pero nunca con dudas. Sabía lo que hacía, sólo yo lo sabía.

Después de 8 meses viajando por Filipinas, Hong Kong, China, Tailandia, Laos y Camboya, decidí instalarme en la capital tailandesa, Bangkok.

Con tantos kilómetros recorridos, tantas amistades hechas durante mi aventura, gente muy buena y otra no tan buena, pero siempre sacando lo mejor de cada uno, transportes de todo tipo que me han llevado de un lado para otro, desafiando carreteras y caminos infernales, lluvias torrenciales, mares agitados y un sin fin de anécdotas dentro de ellos.
Después de todo eso y con muchísimo miedo, decidí que había llegado el momento de parar y empezar una nueva vida. Tocaba ganarse el pan de cada día.

Hace ya 2 meses que llegué a Bangkok desde Siem Reap (Camboya). Era la segunda vez que estaba en la capital, ya que durante mi viaje había estado 12 dias en ella.

Aquí ya me estaban esperando algunos amigos, amigos de hace muchos años y que el destino nos ha querido reunir tan lejos de los nuestros.

Los comienzos nunca son fáciles, y el mio no podía ser de otra manera. Solamente llevaba 7 días y me sentía ahogado en la ciudad. ¿Había hecho bien? ¿Realmente quería vivir aquí? ¿Qué iba a hacer para ganarme la vida? ¿Quería realmente dejar de viajar?
Eran demasiadas preguntas y no encontraba respuestas claras, así que decidí agarrar la mochila de nuevo y marcharme hacia el norte del país, en concreto a Chiang Mai.

Allí pasé una semana alejado del caos que se vive diariamente en Bangkok, pensando sobre mi futuro mientras disfrutaba de uno de mis lugares favoritos de Tailandia.

Cuando volví, coincidió con la visita de algunos amigos de Sabadell, y cuando me dijeron de ir a pasar unos días a dos islas tailandesas no pude rechazar la oferta.
Siempre he asociado el mes de agosto con la playa, y éste no podía ser menos.

Regresé de las islas de Koh Tao y Koh Phangan con las pilas cargadas, lleno de energía. Así que me puse manos a la obra y empecé mi proceso de instalación en Bangkok, ciudad con cerca de 10 millones de habitantes.

Lo primero era buscar alojamiento. No quería estar metido en un hostal lleno de viajeros, y la primera opción que surgió fue alquilar un apartamento. Después de ver varios de ellos y no convencerme ninguno, finalmente me instalé en un hotel algo lejos del centro, y por lo tanto del turismo, en el barrio de Wongwian Yai.

Ahora era el momento de empezar a buscar trabajo, sin duda el trabajo más difícil. Y más aún en Tailandia, un país donde es más que complicado trabajar siendo extranjero.

Gracias a mis buenos amigos Pol  ( www.mundo-nomada.com ) y Albert                                                     ( www.viajesoloida.wordpress.com ), conseguí estrenarme como profesor de español. Después de casi un mes dando clases particulares, y a parte de haber descubierto una faceta oculta en mi, como es la enseñanza, puedo decir que estoy muy orgulloso de haber tomado la decisión de quedarme en esta impresionante, maravillosa y siempre caótica ciudad de Bangkok.

A partir de aquí, voy a seguir contando mi vida cotidiana en el país de las sonrisas, así que estáis todos invitados a conocer más sobre él.

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